Hace semanas que vengo anotando temas a tratar, acumulando frases inteligentes, intrigantes lecturas entre líneas y datos ocultos para develar. Las anoto porque la nueva estructura de la página dispuso que Molten publique su columna recién cuando no haya Liga B, Argentinos, primera A, primera B, primera C, reserva, Femenino, la editorial de Ferrara, los números de Forte o la payasada de Lanfranchi. Esperé pacientemente, archivando todo lo que quería decir.

Pero perdí el papel.

Entonces, esto es lo que quedó.

Ineludiblemente habrá que caer en el lugar común y pegarle al honorable tribunal de disciplina, picante como pocos allá por sus comienzos, dispuesto a erradicar la violencia de las canchas, a meter duras sanciones contra travestis y demás. Y que ahora, en épocas navideñas se complace en otorgar sanciones que no hacen demasiada mella y que tienden a fomentar el compañerismo y la amistad entre agresores y agredidos. Al menos cumplirán su cometido: erradicarán la violencia, erradicarán a los jugadores, erradicarán a los técnicos y erradicarán a la gente, porque el torneo así ya no le gusta a nadie.

Uno de los tantos beneficiados por el nuevo formato Light del tribunal fue Eche, que se merecía ser campeón tras tantos problemas externos que lo dejaron sin jugar ninguna definición importante. Era hora para que tantos crónicos perdedores se saquen las ganas y puedan festejar algo. Una cabal muestra de que todo llega, de que hay que saber esperar, de que Castillejos alguna vez embocará el arco o de que Peratta dejará de llorar.

Pero no ahondaremos en el fútbol, porque ya el amigo Lanfranchi se encargó de defender el honor rojinegro (¡qué pechos somos Gustavo¡) y ganó detractores. Claro, ahora hay un millón de hinchas de Banfield.

Pero realmente las novedades grossas de las últimas horas fueron las acusaciones de un entrenador hacia los jueces en esta página y en una colega y el rumor de que un calvo (no el entrenador) goleador habría pedido un dinero para enterrar a su equipo.

Llorar parece el camino más indicado en la ciudad en los últimos tiempos para obtener resultados (a varios les vienen dando títulos), aunque habría que fijarse no sólo en los que llegan tarde, sino también en las bandas que digitan lo que pasará. Y esas tienen peso en las altas esferas.

Del pelado ni hablar, porque lo habrían sacado a las patadas y ahora no podrá pasar por la puerta de su club ni para hacer gimnasia.

Material sobra, pero ahora también le ponen tope de líneas a mi talento, así que para la despedida habrá que dejar una recomendación: ojo con los jugadores de los equipos de Liga de Rosario porque se viene la escoba. Y ojo en los que visten de azul, que hay interna (otra vez).

Chau, disfruten el turrón