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25/11/2020
Rosarina | Rosarina
A DIEZ AÑOS DEL GIMNASIA CAMPEÓN DEL CLAUSURA
El 24 de noviembre de 2010 Gimnasia superó a Echesortu y logró el título más anhelado. El equipo del Colo Maya, con la enorme base de sus inferiores y el presupuesto más bajo, dio el ejemplo, derrotó al campeón y ganó el Clausura. Después jugaría la final ante Central (campeón de la temporada). El recuerdo de ese certamen. 
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Texto: David Ferrara. Fotos: Rodrigo Sánchez
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El festejo en 2010
La nota completa

EL ANTES
Son los años de trabajo silencioso en las inferiores. Las horas de cancha enseñándole a cada pibe desde cómo se pica una pelota hasta cómo se debe tratar a un adversario. Son los años de acompañar a chicos que iban a llegar o que no iban a llegar. Son los años luchando contra los molinos de viento pregonando (no importa si por decantación o convicción) que el que mejor trabaja no siempre es el que gana y que los proyectos más interesantes a veces surgen desde la inteligencia y el cariño y no tanto desde lo ostentoso económicamente. Fueron años peleando la permanencia, con gente de abajo, algunos más veteranos y otros más pibes. Con apenas un par de refuerzos de aquellos que en muy poco tiempo se funden en el grupo como si hubieran salido de las mismísimas entrañas de la institución. Fue también un Apertura malo, donde lo anotaron como candidato a bajar la categoría. Pero también fue la vuelta de Dell’Arciprette, que desoyó ofertas para quedarse. También fue un Clausura enorme y un playoff valiente ante Libertad. A esa altura ya eran respetados, apreciados y queridos. Todo eso fue el antes. Pero había más. Mucho más.
EL DURANTE
Era el segundo duelo de Gimnasia en el cuadrangular y se presentaba la chance de ser campeón debido a la floja diagramación del certamen (si en la segunda fecha jugaban ganadores con perdedores se evitaba la definición prematura) y al triunfo de Sportsmen ante Atalaya. GER, que había batido al Verde en el debut, estaba ante la oportunidad de gritar campeón desde aquel lejano 92.
El inicio del partido no pudo ser peor para las aspiraciones de los de Maya. Fue abrumadora la superioridad de Echesortu, con una defensa que negó juego a Dell’Arciprette y Gallardo y tuvo a raya a Rossignol durante largo rato. El 9 a 2 se convirtió en 20 a 5 ante un Gimnasia que no podía correr y que para colmo tampoco evitaba el hasta lujoso juego de pases de los de Cano con Sbarra y Soriano como estandartes. Todo mal.
Sin embargo, de a poco empezó a soltarse Rossignol y allí se abrió una puertita en un partido que empezó a cambiar por un factor extra, el celoso arbitraje (pitaron mucho, con errores y aciertos, pero mucho) que obligó al recambio.
Y desde las variantes de nombres se empezó a gestar la reacción mensana, porque D’Alesio mostró el camino de la garra y Prat el del talento. A eso se le sumó la determinación táctica de presionar y desplegar una zona que fue complicando a Echesortu.
Los de calle San Nicolás se clavaron en 46 y Gimnasia metió un formidable parcial para arrimar e incluso quedar a dos en el final de la primera mitad. Cano, sin tiempos muertos por pedir, no pudo frenar esa sangría y GER se puso en partido.
El tercer cuarto mantuvo el chip del tercero, con un Echesortu que vivía incómodo y confundido y que chocaba con Esquivel contra la defensa. Sbarra no aportaba conducción ni goleo y el espíritu y la sed de gloria de Gimnasia le permitió pasar al frente en un partido que a esa altura era horrible pero emotivo.
Con sus penas a cuesta y sufriendo contra la defensa de los de Maya, Echesortu mostró la experiencia de su equipo y salió a ofrecer el resto de manera generosa, sobre todo con el coraje de Gómez, Esquivel y Luchi. Pero en el palo y palo y la efectividad bajísima, fue el pibe Prat el que clavó la daga en el corazón del campeón con un triple formidable que después le permitió cerrar el juego desde la línea, donde Gimnasia acertó algo y Echesortu erró todo.
Y lo hicieron. Lo lograron.
EL DESPUÉS
Es invasión instantánea. Es abrazo prolongado. Es correr a encontrar al primer amigo que haya para fundir sudores y alegrías. El éxito de Gimnasia tiene el sello de la humildad, del trabajo a largo plazo y por eso se disfruta más. Es Gustavo Martín (ex ex ex jugador) que fue volvió y que a los 47 integró este plantel junto a su hijo Manuel, pero que en este final de temporada asumió el rol de padre-hincha-dirigente y derramó champán para todos lados. Es Roberto Maya, tratando de responder a los periodistas pero buscando por aquí y por allá a gente para contarle cosas, agradecer a los jugadores y mencionar las palabras RESPETO y COHERENCIA.
Es Pablo Palma, todo un veterano gladiador, luchando contra la gravedad para llegar hasta el aro y cortar la red. Es Tomás Dell’Arciprette regalando una postal similar en el otro costado del rectángulo.
El después es Lussenhoff dándole al redoblante, es el planillero Berto dando notas. El después es el pibe Morici (lesionado) emocionándose o De La Vega lamentando no haber podido ser de la partida. El después son todos los campeones del 90 que vinieron a alentar, algunos a sus descendientes. El después son los amigos que salieron del club, como Maggi o Bucher por mencionar a algunos.
El después es la murga, el después es la vuelta olímpica, es arrojarse de cabeza al parqué-pileta de Sportivo América.
Y el después será la final contra Central. Tiene un antes, un durante y un después este Gimnasia. Un equipo que será leyenda y que le hace bien al básquet de Rosario, porque demuestra que no siempre gana el que más pone, que no siempre triunfa el que trae más jugadores de afuera. A veces, pocas, es cierto, ganan los ideales y los proyectos.
SÍNTESIS
ECHESORTU 76: Franco Sbarra 16 (x), Iván Soriano 11 (x), Dante Esquivel 18, Marco Luchi 10, Hernán Gómez 7 (fi), Marcos L’Abbate 6, Adrián Molina 8, David Ghione 0, Sebastián Sánchez 0 (x). DT: Freddy Cano.
GIMNASIA 80: Lisandro Lussenhoff 5, Gustavo Simonella 9, Esteban Rossignol 28, Alejandro Gallardo 5 (x), Tomás Dell’Arciprette 4 (x) (fi), Pablo Prat 15, Pablo Palma 8 (x), Ignacio Belli 0, Matías D’Alesio 6 (x). DT: Roberto Maya.

PARTIDO: malo.
ESTADIO: Sportivo América.
ÁRBITROS: Guillermo Gribinski y Ramiro Coso.
PARCIALES: 29/17, 47/45 y 56/60.
LA FIGURA: Pablo Prat.

La final y el título de la temporada para los pibes de Central
 
 
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