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12/08/2016
Selecciones | Juegos Olímpicos
ERRORES CORREGIBLES
La mirada de Carlos Altamirano sobre el duelo entre Argentina y Lituania en Río.
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Carlos Altamirano, relator de DirecTV en Río
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Manu, autocrítica
No perder el foco. De eso se trata. No olvidar ni para qué vino la Argentina a los Juegos Olímpicos ni mucho menos cómo hacer para conseguirlo. Ante Lituania, se cayó en la trampa en los dos aspectos.

El hecho de haberle ganado a Nigeria con absoluta claridad y, pese a sufrir, jugar en alto nivel ante Croacia, agigantó las expectativas. Calma. Competir es el objetivo. Estar a la altura del conflicto. Conseguir una medalla, pasar a cuartos o quedar eliminado en primera fase será sólo el resultado final del producto. Y la evaluación del mismo siempre caerá sobre una simple explicación: a la Argentina no la sacarán de la cancha, nadie la dejará sin argumentos para buscar el triunfo. Estar a la altura del conflicto contra las potencias es, de por sí, una medalla.

El segundo aspecto duele. El objetivo siempre será llegar al final del partido con el asunto parejo, y allí, apelar al oficio/lectura de los GD para quedarse con la victoria. Y con Lituania pasó exactamente lo contrario: luego de usar el temperamento como herramienta para remontar un -10, se falló en la precisión de la toma de decisiones. Malos tiros, demasiados libres errados, apresuramientos. Lituania, experta en minimizar cualidades de sus rivales en base a talla, técnica y experiencia, le sacó a Argentina ese juego fluido e intensidad que tanto resultado le dio en los dos primeros juegos. Y con Seibutis como líder, cerró mejor el partido.

Si se hila fino en los detalles que llevaron a perder el juego, ninguno es incorregible. La autocrítica post partido de Ginóbili (“equivocamos el camino, no se gana con huevo sino jugando bien”) recaerá en el resto a modo de preámbulo de lo que será el duelo ante Brasil, tal vez, el más importante de la primera fase. 

 
 
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