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31/07/2021
TNA
TAN DISTINTOS Y TAN PARECIDOS
Unión de Santa Fe y Villa Mitre comienzan este domingo a jugar la final de la Liga Argentina.
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Son diferentes. Muy. Pero comparten la creencia fiel en sus principios, el arraigo a su identidad a pesar de lo que haya enfrente o de la adversidad que les toque sobrellevar.

Unión es la vorágine y Villa Mitre es la calma.

Son diferentes. Muy. Pero son la consecuencia de una continuidad, de esa tan ambiciosa palabra proyecto, que suena mucho más creíble al menos a la mitad de un recorrido que cuando se usa en la antesala de la propuesta de cualquier aventurero de turno.

Unión es la explosión y Villa Mitre la paciencia. 

Son diferentes. Muy. Pero a Unión de Santa Fe y a Villa Mitre de Bahía Blanca los une también la final de la Liga Argentina que los tendrá en acción desde el próximo domingo cuando vaya la pelota al aire en el estadio de Obras Sanitarias desde las 19.30 en una serie al mejor de cinco partidos entre campeones de conferencia que le otorga a su ganador el ascenso a la máxima categoría nacional. Serie que además contará con el streaming de Basquetpass.tv en toda su extensión, que tendrá continuidad el lunes 2 a las 19 en Obras y el miércoles 4 en mismo horario y escenario. De ser necesarios, cuarto y quinto juegos irán viernes 6 y domingo 8 en Ferro.

Son también dos de los equipos que lograron el reconocimiento global en la competencia por su juego, de aristas disímiles, pero con ejecución prolija, distinguida. Gustos al margen, cada uno con su forma, se escuchó eso de “jugar bien al básquet” tanto en el Sur como en el Norte.

El Tatengue, dueño del Norte

Años y años de búsqueda, de apuesta paso a paso. De algún golpe también. De crecer como estructura, de esperar que florezcan los pibes que empezaron el andar de este sueño cuando eran muy chicos y que a esta altura ya son fichas fuertes de la categoría.
Juan Francisco Ponce también está ahí desde hace rato, pero en esta ocasión como entrenador principal supo buscar lo que necesitaba para rodear a esos chicos y formar un equipo explosivo, que disfruta y hace disfrutar, a un equipo capaz de liquidar un partido en un puñado de minutos a altísima velocidad y artillería pesada de larga distancia.
Andrés Jaime es el base, el que empuja, es la joya de talento y personalidad al que la categoría le quedó chica; Leandro Lema es el todoterreno que llegó como impresionante refuerzo para la etapa clave; Jordi Godoy es el desequilibrio en velocidad; Maxi Martín el shooter y Cedric Blosson el que aporta como extranjero pero que colabora con el equipo como un nacional.
El recambio es amplio y base de su éxito, con el símbolo Matías Borsatti, con el regreso de un grande de mano fina como Miguel Isola, con el largo rosarino Cristian Scaramuzzino, con el talento en frasco chico de Gastón Bertona, la potencia de Erbel De Pietro y el aporte de rol de Pablo Bandeo.
Atravesó momentos geniales de juego pero también sufrió algún cimbronazo de confianza en la fase regular, cuando las lesiones de Alloatti y Uranga golpearon. Y, sobre todo, en los partidos en los que los triples decidieron ausentarse.
Mata y muere con lo suyo, necesita alimentarse del ritmo, pero no pierde la fe. Y de tanto creer, casi siempre gana.
Su marca de 20-8 en la fase clasificatoria le permitió quedarse con el primer lugar de la Conferencia Norte ante duros competidores y en Córdoba los volvió a tener frente a frente ya en unos playoffs tan desgastantes como atractivos.
Tuvo que levantar un match point en la primera ronda ante Estudiantes de Tucumán, pero lo supo resolver y se sacó los miedos, liberó el lastre y dio el golpe en semifinales ante otro equipazo como Ameghino de Villa María. El 2 a 0 suena contundente, pero fue tan apretado que asusta (85 a 83 y 75 a 72).
Y si de equipazos de trata, Villa San Martín fue el escollo en el camino a título del Norte en tres juegos de alto voltaje que se decantaron para el lado Tatengue y lo metieron en la final por el ascenso a la Liga A.
Sexto en eficiencia en el torneo, tercero en puntos a favor, cuartos en rebotes, sexto en triples convertidos, primero en puntos aportados por el banco, segundo en puntos en ataque rápido, cuarto en puntos al aprovechar las pérdidas, los números también respaldan a un equipo que sabe lo que busca, lo que quiere y lo que tiene que hacer para conseguirlo.

El Tricolor, dueño del Sur

Villa Mitre es, para muchos, el equipo que mejor básquet colectivo jugó en la zona sur. Se basó en el extenso conocimiento que tienen entre sí luego de tantas temporadas juntos y en una cuota de pertenencia y espíritu amateur (varios de los jugadores tienen también otra actividad) que al conjugarse con el profesionalismo generan un combo muy favorable y muy peligroso para cualquier rival, más allá de los apellidos.
Disfruta del juego estacionado, hace valer (y durar) las posesiones. Hay cosas que nunca pasan de moda si están bien hechas. 
Respetan a rajatabla los roles de cada uno, teniendo un equipo bien distribuido en sus posiciones, con José Gutiérrez como líder y conductor dentro de la cancha, fluyen naturalmente, y no sufren bajones a pesar de ausencias. Convicción le dicen. Harina y Cecchi son sus anotadores de tres puntos, Heinrich un pivot con experiencia y puntos en la mano, Amigo un anotador polifuncional con proyección de LNB, Bollo el mejor rebotero ofensivo con gran corazón y clave en los intangibles. Los pibes Sánchez y Martínez complementan a Gutiérrez en la base con energía, juventud y mucha defensa.
Al juego le suman personalidad, intrínseca de un barrio que se define a sí mismo como ciudad desde los tatuajes en las paredes, esa pasión que inspira y contagia y de la que el club es motivo de alegrías, tristezas, broncas y desbordes. En fin, representación pura, identificación plena en el rectángulo y fuera de él.
El Tricolor mantuvo la base que lo trajo del Federal, con apellidos Gutiérrez, Harina, Amigo o Heinrich y cuando Ariel Ugolini dijo basta fue su asistente Lisandro Di Tomasi quien le dio su impronta, pero continuó el ciclo.
En su primera temporada completa en la categoría, los Guerreros fueron segundos en la fase regular con marca de 18 triunfos y 8 derrotas, pero tal vez su mejor carta de presentación era el respeto de los rivales. Nunca se quiere enfrentar a un equipo con ADN definido. Y Villa Mitre lo tiene.
Viedma fue el territorio de su confirmación, de una pelea no exenta de momentos críticos, como el 0-1 ante Ciclista que sin embargo pudo dar vuelta. A Estudiantes de Concordia lo sacó 2-0 en duelos trabajados, pero con rendimiento sólido.
Y la final. Claro, la final. Quilmes venía entonado tras bajar al dueño de casa y candidato, sumado a que se llevó el primer “chico” por 72-67 en tiempo extra. Cualquiera hubiera dudado, se hubiese permitido flaquear y pensar que bastante lejos habían llegado. Pero no. Fue 78 a 75 en el segundo y 78 a 73 en el tercero para gritarse capo del sur.
Tercero en eficiencia, tercera mejor defensa del certamen, terceros en rebotes, segundo en asistencias, quinto en porcentaje de triples, cuatro en porcentaje de dobles, los números también respaldan a un equipo que sabe lo que busca, lo que quiere y lo que tiene que hacer para conseguirlo.

Andrés Jaime (base de Unión): “Tuvimos la capacidad de reciclarnos”

“La verdad, estamos contentos con lo realizado. Más allá del lugar en el que estamos, es una realidad que el equipo tuvo un gran funcionamiento durante todos los playoffs y nos pone contentos por haber conseguido uno de los objetivos que teníamos planteado. Por eso mismo el balance es totalmente positivo y ahora estamos totalmente enfocados en la última serie que es la más importante de todas”.
“Fue una temporada atípica desde lo mental y los cuidados. Desde esa parte se hizo un esfuerzo grande para no tener ningún inconveniente y estamos felices de que pudimos cumplir. En lo deportivo arrancamos con un gran nivel y en determinado momento del año el funcionamiento comenzó a mermar un poco, pero tuvimos la capacidad de reciclarnos y volver a las bases para llegar a los playoffs con un gran rodaje”.
“Lo que se sabe del rival es lo que se ven en videos y en las estadísticas, es un equipo sólido y con un buen funcionamiento. Haremos lo posible por neutralizar sus principales características y por otro lado recuperar nuestro físico y mantener el nivel para que ellos tengan que preocuparse por nosotros de la misma forma”.

Juan Francisco Ponce (entrenador de Unión): “Queremos que nuestra idea prevalezca”
“Fue una temporada atípica, en la que pasó de todo, pero fue la forma que se encontró para llevar adelante la actividad y es algo muy significativo en el momento que estamos viviendo. Poder estar en esta instancia decisiva del torneo es un respaldo al trabajo que se viene realizando desde hace tiempo y que en este caso la dirigencia nos da el privilegio de conducir y también nos brinda las herramientas para llevarlo a cabo”.
“Es un plus contar con la base de jugadores formados en el club, en la identidad, en el ADN que intentamos formar y forjar en la institución. Todos los jugadores que llegaron han cumplido con la premisa de ser refuerzos y no incorporaciones, todos dieron su salto de calidad, además de aportar aspectos y herramientas del juego que no teníamos. Y lo que es muy importante, colaborar al crecimiento de los jugadores nacidos en la institución”.
“A lo largo de la temporada tuvimos algunos cambios, vivimos una constante readaptación, pero lo pudimos hacer de buena manera. Sufrimos bajas importantes no sólo en lo deportivo sino en lo humano y grupal, pero pudimos cubrirlas con Blosson y Lema. Ya hay una identidad marcada del equipo y no se negocia. El equipo no cambió por algunos intereses particulares, sino que hay una matriz dentro del esquema de juego y se respeta, lo que hace que la adaptación sea lo más rápido posible y que los que llegan dejan de lado muchas cuestiones individuales en pos de lo colectivo”.
“Por una sumatoria de diversos factores nos pusimos en esta situación de jugar la final. Nos hacemos cargo con profesionalismo y respeto que merece, pero sabemos que viene de un proceso y programa de trabajo de larga data. Es una temporada exitosa sin lugar a dudas en relación a que se cumplieron con creces los objetivos propuestos al principio de la temporada, no sólo con respecto al cuerpo técnico o a los jugadores, sino a la organización y estructura del club. Igualmente estamos en una instancia en la que queremos ir por más, ir por todo, y tratamos de prepararnos de la mejor manera para ello”.
“La presión consiste en delinear el mejor plan de juego para esta instancia y respetarlo. Hacer que los jugadores lo comprendan, compartirlo con ellos para llevarlos a cabo. Nuestro plan de juego y el respeto al mismo fue fundamental en los playoffs, sobre todo en momentos en los que el resultado era adverso. Queremos que nuestra idea prevalezca durante la mayor cantidad de tiempo posible”.

Ramiro Heinrich (interno de Villa Mitre): “Será un duelo de estilos”

“Logramos llegar a la final porque mantuvimos la base de la temporada pasada, una base con la que además venimos jugando juntos desde hace tiempo. Prácticamente en la campaña no tuvimos modificaciones de jugadores, salvo sobre el final que por lesión tuvimos que cambiar a Branco Salvatori, pero siempre mantuvimos la misma línea de juego. Eso fortalece al grupo, a diferencia de otros equipos que tuvieron que cambiar muchos jugadores. Y creo que hicimos bien las cosas, que pudimos plasmar nuestro de cuidar la pelota y jugar estacionado en muchos partidos, lo que fue bueno para nosotros”.

“Fue una temporada atípica para todos. Jugar por sedes, con tantos partidos seguidos genera que a veces se cambie la forma de jugar de partido a partido y se baje la intensidad. Varios jugadores del plantel tenemos otras actividades además del básquet, pero como ya estamos acostumbrados nos acomodamos para poder entrenar y viajar. En este caso nos tocó estar mucho tiempo fuera de casa, calculamos que de los últimos 35 días pasamos 28 en hoteles y la verdad se hace muy largo estar tanto tiempo lejos, no jugamos nunca de local, sólo uno en Estudiantes, y se extraña jugar en nuestra cancha. Lo bueno es que nos llevamos muy bien”.
“Será un duelo de estilos opuestos. Ellos buscan imprimir velocidad, presionar al balón y correr cada vez que pueden. Rotan los minutos con muchos jugadores porque es un equipo largo. Nosotros no somos tan largos, pero conocemos nuestros roles y a veces jugar más minutos te da una tranquilidad y confianza que cuando jugás poco por ahí no lo conseguís. A nosotros nos sienta más cómodo jugar estacionado, podemos correr, pero arriesgamos menos y veremos quién puede sacar la ventaja”.

Lisandro De Tomasi (entrenador de Villa Mitre): “Somos un equipo que prioriza la cooperación y el esfuerzo”

“La adaptación se fue dando durante el transcurso de la competencia. A medida que fuimos estableciendo el primer objetivo, que era ser competitivos, y se nos dieron los resultados, nos dimos cuenta de que el equipo respondía y de que podíamos ir por más. Nos quedamos con las ganas de poder ser el uno de la Conferencia Sur, pero estamos muy contentos de haber podido volver a sentirnos cómodos en los playoffs con nuestro juego, algo que quizás habíamos perdido un poco al final de la fase regular”.
“Somos un equipo que prioriza los valores, en el sentido de cooperación, compañerismo, esfuerzo. Esas son las palabras principales para definirnos. Es destacable la mancomunión que tenemos entre todo el grupo de trabajo y la capacidad de adaptación a las circunstancias particulares que afrontamos por el contexto de esta competencia. Y también la fortaleza mental del equipo que se refleja en poder levantar dos situaciones de desventaja en los playoffs”.
“Sinceramente es una situación rara enfrentar en la final a un equipo ante el que nunca jugaste. Cada uno va a llevar adelante las armas que le dieron resultados durante toda la competencia. Unión es un equipo largo, con un estilo distinto al nuestro y la final va a ser un choque de estilos, pero vamos a tratar de ejercer nuestras herramientas para limitar que se sientan cómodos en sus ofensivas y además para sacar rédito nosotros de nuestras virtudes”.
 
 
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