En esta Sección vas a encontrar copiados textualmente y de manera completa los Reglamentos correspondientes a los Torneos de Inferiores para la temporada 2012 de los 3 Niveles de competencia. Una vez ratificados o modificados en su caso por la Asamblea de Delegados, quedarán de manera permanente para tu consulta. Están ordenados por Niveles, buscá el que te corresponda y no dejes de leerlos con atención porque siempre hay que saber como se juega. Vas a evitar sorpresas. ...[+]

12/07/2012 |
Informacion General |
MICHAEL JORDAN, "SU MAJESTAD"
La vida y la carrera del mejor jugador de básquet de la historia.

Sebastián Sentenach
Desde que James Naismith inventó el básquet allá por 1891 no nació en el planeta un jugador que interprete y ejecute mejor el juego que Michael Jeffrey Jordan. Por eso, el apodo de “Su Majestad” le calza a la perfección. La mayoría de los especialistas y analistas del básquet de distintas generaciones coinciden en que Jordan es el mejor jugador de básquet de la historia. Y más allá de sus proezas y sus jugadas históricas, tenía una característica que lo hacía especial: estudios de física comprobaron que la biomecánica de Jordan le permitía permanecer en el punto máximo de su salto 0,2 segundos más que el resto de los mortales, lo cual sin dudas le daba ciertas ventajas a la hora de jugar al básquet.
Con los Chicago Bulls, se erigió en el dominante de la NBA de la década del 90, opacando a grandes jugadores como Karl Malone y John Stockton, quienes se retiraron de la actividad profesional sin campeonatos ganados y cuyo único pecado fue ser contemporáneo de Jordan.
Su carrera basquetbolística universitaria se desarrolló en la Universidad de North Carolina, a pesar de ser oriundo de New York. Durante su carrera universitaria, en la que se especializó en geografía, dominó ampliamente los campeonatos de la NCAA y en 1984 entró al draft de la NBA. Las primeras dos elecciones de aquel año las tuvieron Houston y Portland, quienes optaron por Hakeem Olajuwon y Sam Bowie respectivamente. La tercera elección era de los Bulls que no dudaron en incorporar a Jordan y empezaron de ese modo a escribir una historia que quedaría para la posteridad.
Ya en el primer año en la liga impresionó al mundo basquetbolístico con la ductilidad y elegancia de sus movimientos, además de la efectividad en sus lanzamientos de campo. Como rookie promedió 28,2 puntos por partido y fue elegido en el quinteto inicial del Juego de las Estrellas. De todas formas, los Bulls de aquellos primeros años de Jordan no eran un equipo de elite y competían contra grandes equipos como los “chicos malos de Detroit Pistons”, dominadores de la década del 80, y que contaban con grandes jugadores como Isiah Thomas, Mark Aguirre, Dennis Rodman y Joe Dumars, entre otros.
Sin embargo, Jordan y los Bulls aprovecharon el ocaso de los “bad boys” sumado a los retiros de Larry Bird y Kareem Abdul Jabbar y se encontraron con la década del 90 en el mejor momento. Y ya nadie los podría detener. La incorporación de Scottie Pippen (que fue elegido por Seattle pero pasó a Chicago) sumó talento y un socio ideal para Jordan. Los Bulls ganaron su primer anillo en la temporada 1990-91, 24 años después de su debut en la NBA, encabezados por Su Majestad y un equipo joven y talentoso que le daría más alegrías a la franquicia.
La temporada 91-92 también fue para los Bulls, que consiguieron la increíble marca de 67 triunfos en temporada regular y se impusieron a Portland en la final de la liga. Jordan, nuevamente, se quedó con todos los laureles del año: MVP de la temporada, MVP de las finales y goleador de la temporada. El primer tricampeonato se completó en la temporada siguiente, donde los Bulls y sobre todo Jordan empezaron a ganarse un lugar en la historia grande de la NBA y del básquet.
En 1992 Jordan integró el Dream Team de los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Barcelona, donde regalaron un básquet casi perfecto y no tuvieron oponentes. En los ocho partidos anotaron 938 puntos y recibieron apenas 538 para ir derecho a la medalla dorada.
Pero no todo fue color de rosas en la vida de Michael Jordan. El 23 de julio de 1993, menos de un año después de la consagración en Barcelona, su padre fue asesinado y el golpe de efecto hizo mella en la ya súper estrella del deporte. Unos meses más tarde, el anuncio del retiro de Su Majestad conmovió al mundo entero y una explosión similar causó la noticia de que se dedicaría a jugar al béisbol. Fichó por los Chicago White Sox, un equipo de la liga profesional que era propiedad del mismo dueño que los Bulls. Pero pronto, Jordan fue bajado a un equipo de la liga menor, algo así como lo que en la NBA es la D-League o liga de desarrollo.
Para el final de la temporada regular de 1994-95, Jordan regresó a la NBA con los Bulls. Utilizó el número 45 ya que el 23 había sido retirado en homenaje a él mismo. El segundo tricampeonato de Chicago incluyó a nombres como Dennis Rodman y Toni Kukoc pero, indudablemente, estuvo encabezado por el regreso de Jordan. En esas tres temporadas, los Bulls opacaron a Utah que con John Stockton y Karl Malone se tuvieron que retirar con los dedos sin anillos.
Con seis anillos de campeón de la NBA, Michael Jordan se retiró como jugador profesional en 1999 y aunque luego regresó como jugador en Washington Wizards, donde era presidente de operaciones, ya no pudo volver a codearse con la gloria. Su etapa como el mejor jugador de básquet de la historia estaba ligada a su trayectoria en los Bulls y con esa camiseta será recordado para siempre.
Luego de su retiro definitivo Jordan siguió ligado al básquet y al mundo de la NBA. Tanto es así, que en 2006 adquirió los derechos totales y se convirtió en manager de los Charlotte Bobcats, una de las 30 franquicias de la NBA. Ahora, suma un récord negativo que para nada opaca su brillante trayectoria como jugador, porque los Bobcats fueron en la temporada 2011-2012 el peor equipo de la competencia y terminaron con récord de 7 victorias y 59 derrotas, la peor marca histórica de la competencia.
Michael Jordan estampó su nombre en la historia de básquet y será por siempre un símbolo con la 23 roja de los Bulls. Sus logros lo acreditan como uno de los grandes pero su forma de ejecutar el básquet, la elegancia de sus movimientos y la inteligencia que expresaba lo han transformado en el mejor jugador de la historia del deporte, un ejemplo a imitar.
Con los Chicago Bulls, se erigió en el dominante de la NBA de la década del 90, opacando a grandes jugadores como Karl Malone y John Stockton, quienes se retiraron de la actividad profesional sin campeonatos ganados y cuyo único pecado fue ser contemporáneo de Jordan.

Ya en el primer año en la liga impresionó al mundo basquetbolístico con la ductilidad y elegancia de sus movimientos, además de la efectividad en sus lanzamientos de campo. Como rookie promedió 28,2 puntos por partido y fue elegido en el quinteto inicial del Juego de las Estrellas. De todas formas, los Bulls de aquellos primeros años de Jordan no eran un equipo de elite y competían contra grandes equipos como los “chicos malos de Detroit Pistons”, dominadores de la década del 80, y que contaban con grandes jugadores como Isiah Thomas, Mark Aguirre, Dennis Rodman y Joe Dumars, entre otros.
Sin embargo, Jordan y los Bulls aprovecharon el ocaso de los “bad boys” sumado a los retiros de Larry Bird y Kareem Abdul Jabbar y se encontraron con la década del 90 en el mejor momento. Y ya nadie los podría detener. La incorporación de Scottie Pippen (que fue elegido por Seattle pero pasó a Chicago) sumó talento y un socio ideal para Jordan. Los Bulls ganaron su primer anillo en la temporada 1990-91, 24 años después de su debut en la NBA, encabezados por Su Majestad y un equipo joven y talentoso que le daría más alegrías a la franquicia.
La temporada 91-92 también fue para los Bulls, que consiguieron la increíble marca de 67 triunfos en temporada regular y se impusieron a Portland en la final de la liga. Jordan, nuevamente, se quedó con todos los laureles del año: MVP de la temporada, MVP de las finales y goleador de la temporada. El primer tricampeonato se completó en la temporada siguiente, donde los Bulls y sobre todo Jordan empezaron a ganarse un lugar en la historia grande de la NBA y del básquet.
En 1992 Jordan integró el Dream Team de los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Barcelona, donde regalaron un básquet casi perfecto y no tuvieron oponentes. En los ocho partidos anotaron 938 puntos y recibieron apenas 538 para ir derecho a la medalla dorada.

Pero no todo fue color de rosas en la vida de Michael Jordan. El 23 de julio de 1993, menos de un año después de la consagración en Barcelona, su padre fue asesinado y el golpe de efecto hizo mella en la ya súper estrella del deporte. Unos meses más tarde, el anuncio del retiro de Su Majestad conmovió al mundo entero y una explosión similar causó la noticia de que se dedicaría a jugar al béisbol. Fichó por los Chicago White Sox, un equipo de la liga profesional que era propiedad del mismo dueño que los Bulls. Pero pronto, Jordan fue bajado a un equipo de la liga menor, algo así como lo que en la NBA es la D-League o liga de desarrollo.
Para el final de la temporada regular de 1994-95, Jordan regresó a la NBA con los Bulls. Utilizó el número 45 ya que el 23 había sido retirado en homenaje a él mismo. El segundo tricampeonato de Chicago incluyó a nombres como Dennis Rodman y Toni Kukoc pero, indudablemente, estuvo encabezado por el regreso de Jordan. En esas tres temporadas, los Bulls opacaron a Utah que con John Stockton y Karl Malone se tuvieron que retirar con los dedos sin anillos.
Con seis anillos de campeón de la NBA, Michael Jordan se retiró como jugador profesional en 1999 y aunque luego regresó como jugador en Washington Wizards, donde era presidente de operaciones, ya no pudo volver a codearse con la gloria. Su etapa como el mejor jugador de básquet de la historia estaba ligada a su trayectoria en los Bulls y con esa camiseta será recordado para siempre.
Luego de su retiro definitivo Jordan siguió ligado al básquet y al mundo de la NBA. Tanto es así, que en 2006 adquirió los derechos totales y se convirtió en manager de los Charlotte Bobcats, una de las 30 franquicias de la NBA. Ahora, suma un récord negativo que para nada opaca su brillante trayectoria como jugador, porque los Bobcats fueron en la temporada 2011-2012 el peor equipo de la competencia y terminaron con récord de 7 victorias y 59 derrotas, la peor marca histórica de la competencia.
Michael Jordan estampó su nombre en la historia de básquet y será por siempre un símbolo con la 23 roja de los Bulls. Sus logros lo acreditan como uno de los grandes pero su forma de ejecutar el básquet, la elegancia de sus movimientos y la inteligencia que expresaba lo han transformado en el mejor jugador de la historia del deporte, un ejemplo a imitar.

