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23/07/2012
Informacion General | Drazen Petrovic
¿QUIÉN FUE "EL GENIO DE SIBENIK"?
La increible, mágica y trágica historia de Drazen Petrovic.
escribe
Sebastián Sentenach
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Petrovic con la camiseta de Los Nets
Ojo, no es un jugador más. No importa que el nombre suene poco familiar. Drazen Petrovic dejó tatuado su nombre en la historia de este deporte a pesar de su temprana y trágica desaparición y de lo esquiva que resultó su carrera para esta parte del planeta. Además de ser primo de otro grande como Dejan Bodiroga, su increíble capacidad goleadora, el camino que abrió para el mundo FIBA con su ingreso a la NBA, su amistad y enemistad con Vlade Divac y el trágico desenlace que tuvo su vida son argumentos más que suficientes como para tomarse un ratito y repasar la vida del “genio de Sibenik”, como se lo conocía.
Nació en 1964 en la ciudad de Sibenik, por ese entonces parte de la antigua Yugoslavia y hoy una de las ciudades que conforman la República de Croacia. Su carrera basquetbolística empezó como la de todos, jugando en el club de su ciudad, el Sibenka. Pero pronto empezó a deslumbrar a propios y extraños y los equipos más importantes de la región estuvieron interesados en tenerlo en sus planteles. El afortunado fue el Cibona Zagreb, uno de los clubes históricos de la capital croata, y donde también jugaba Aleksandar Petrovic, el hermano mayor.
Petrovic fue uno de los responsables de instalar al Cibona Zagreb entre los equipos históricos del básquet FIBA y con esa camiseta consiguió un récord impactante desde lo numérico pero con un asterisco que hay que conocer. En un juego ante el Olimpia de Ljubliana en el que su equipo ganó 158 a 77, Petrovic anotó 112 puntos. La explicación del asterisco dice que el rival del Cibona presentó un equipo de juveniles ya que por problemas administrativos no pudo contar con su plantel principal. De todos los 112 puntos de Petrovic impactaron en el mundo del básquet y, aunque en menor medida que en la actualidad, repercutieron en todo el mundo.
El siguiente paso en la ascendente carrera de Petrovic lo depositó en España para jugar en el Real Madrid, donde a pesar de haber estado una sola temporada obtuvo la Copa del Rey y la Recopa de Europa, aunque el Barcelona le negó el título de liga. Esa recopa la obtuvo en Grecia ante el Snaidero de Caserta en un partido en el que Petrovic anotó 62 puntos.
Finalmente llegó el momento cúlmine de la vida basquetbolística de Drazen Petrovic. En 1986 había sido seleccionado en el puesto 60 del draft de la NBA por Portland Trail Blazers y en 1989 se dio finalmente su arribo a la liga más poderosa del mundo, junto a su gran amigo Vlade Divac que en el draft de 1989 fue elegido en el puesto 26 por Los Angeles Lakers. El dato hay que ponerlo en perspectiva para poder entender la importancia. Hoy resulta una cuestión casi cotidiana que un basquetbolista no nacido en Estados Unidos se incorpore a alguna de las franquicias de la NBA pero en aquel momento, si bien había habido algunas experiencias previas, el arribo de Petrovic y Divac significó la apertura del mercado en una liga que tenía sus fronteras prácticamente encadenadas.  Junto a ellos, otros jugadores del mundo FIBA que llegaron y dejaron una buena imagen en la NBA fueron el venezolano Carl Herrera y el congoleño Dikembe Mutombo.
Su temporada debut no fue auspiciosa. Petrovic quedó eclipsado en el plantel por la figura del jugador franquicia de ese entonces, Clide Drexler, quien sería uno de los integrantes del histórico Dream Team de 1992. De ese modo, pasó de ser la estrella absoluta tanto en el Cibona Zagreb como en Real Madrid a ser uno de los jugadores menos tenidos en cuenta en un equipo de NBA.
La revancha no tardó en llegar y fue en Argentina. Petrovic junto a Divac y otros grandes jugadores como Toni Kukoc y Zelkjo Obradovic obtuvieron el campeonato del mundo para Yugoslavia en un momento de tensión política en aquella zona de Europa que derivaría finalmente en las guerras de independencia de las ex repúblicas yugoslavas de Croacia, Eslovenia, Bosnia Herzegovina y Macedonia. La tensión comenzó por una cuestión de composición étnica del país. Los serbios históricamente ostentaron la supremacía económica y política y esto derivó en conflictos bélicos que se dieron entre 1991 y 2001.
Esta contextualización resulta indispensable para entender un hecho que sucedió en Argentina y que marcaría una ruptura entre Petrovic y Divac que ya no volverían a reconciliarse. Durante los festejos por la obtención del campeonato mundial en el Luna Park un hombre irrumpió alzando una bandera croata y Divac, de origen serbio, se la arrebató y le dio un trato que algunos consideraron injustificado. El hecho resultó intrascendente en su momento pero terminó siendo de vital importancia para que Divac y Petrovic, que era de origen croata, no volvieran a hablarse.
En su regreso a la NBA, Drazen Petrovic vivió su mejor etapa dentro de la liga. En enero de 1991 en un intercambio tripartito entre Portland, Denver y New Jersey, recaló en esta última franquicia donde tuvo un protagonismo mucho mayor al de su paso por los Blazers y logró ganarse el corazón de un equipo históricamente opacado por los Knicks de la gran ciudad. Tanto es así que los Nets retiraron la camiseta número 3 en homenaje a Petro, como le decían sus amigos.
En los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, la selección de Croacia obtuvo la medalla de plata y perdió la final ante el Dream Team de Estados Unidos, considerado la mejor selección de básquet de la historia. Petrovic junto a Dino Radja y Toni Kukoc eran los emblemas de aquel equipo que participaba por primera vez de una competencia internacional, luego de su separación definitiva de Yugoslavia.
A su regreso a los Nets tuvo una excelente temporada en la cual promedió 20 puntos por partido y su equipo accedió a los play off aunque fue eliminado en primera ronda por Cleveland. Regresó a Europa y el 7 de junio de 1993 cuando viajaba junto a su novia por una ruta alemana cerca del poblado de Denkendorf, en la región de Baviera, tuvieron un accidente contra un camión y Petrovic falleció. Tenía apenas 28 años, toda una vida por vivir y buena parte de una carrera basquetbolística por desarrollar. Sin embargo, el tiempo que vivió y los sucesos que protagonizó le alcanzaron para ganarse un lugar en la historia del básquet. En 2002 fue incluido en el salón de la fama de Springfield como un modo de asegurar la inmortalidad de las 14 letras que conforman su nombre. El “genio de Sibenik” será recordado para siempre.


 
 
 
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