Superliga Z1
Superliga Z2
Ascenso
                      
         
Provincial 46 22 2 24
CAOVA 45 21 3 24
Atalaya 43 19 5 24
Temperley 43 19 5 24
U. y Progreso 38 14 10 24
Newell´s 36 12 12 24
Regatas 36 12 12 24
Unión AS 35 11 13 24
Atlantic 32 8 16 24
Fisherton 32 8 16 24
Calzada 29 5 19 24
Ciclón 28 4 20 24
Saladillo 25 1 23 24
         
         
         
         
         
         
     
 
bordados
MG SANITARIOS
home
Noticias flecha Blog flecha CABEZA DE CAMPEÓN
23/05/2011
Blog
CABEZA DE CAMPEÓN
El blog de Germán Diorio, psicólogo de Quilmes.
escribe
imagen
Meses atrás escribí, casi a pedido de quien a la postre me iba a invitar a formar parte de su Equipo de Trabajo, el Post "Con Pilcha de Candidato"
(http://elpsicologodelclub.blogspot.com/2010/06/con-pilcha-de-candidato.html).
 
Daniel Maffei, flamante DT de Quilmes de Mar del Plata, empezaba a pensar, más allá de los nombres y los hombres, cómo armar el operativo regreso para uno de los equipos más populares del basquet argentino, que venía de perder la categoría e iniciaba un proceso "condenado al éxito" allá por setiembre de 2010.
Lo de "condenado" alude, obviamente, a que hay situaciones en las cuales, los propios protagonistas saben que cualquier resultado que no sea el esperado (en este caso el título o el ascenso) será tomado como fracaso, ¿no? Ejemplos de este tipo sobran en el deporte mundial.
Esta situación viene con una pesada valija de presión, que en la mayoría de los casos se convierte en el principal condicionante para que el anhelado logro nunca llegue, porque la presión nubla y saca al protagonista (equipo, entrenador, plantel, etc) de su eje natural.
Quilmes luchó contra todo eso en esta temporada. La presión fue grande y el camino se hizo más tortuoso aún como consecuencia de las lesiones y avatares varios, que el grupo supo sortear con éxito, y esa capacidad le permitió alcanzar el objetivo.
Maffei me convocó y tuve la hermosa posibilidad de "ser parte", compartiendo codo a codo con el "Loro", su Cuerpo Técnico y un increíble grupo de jugadores esta hermosa historia que terminó de la mejor manera.
 
Con Pilcha de candidato
 
Se ha escrito mucho acerca del peso que trae consigo llevar la “pilcha de candidato”.
Cada competición tiene, incluso antes del arranque, sus favoritos, rotulo al que se suele llegar, a veces sin pretenderlo, por historia, potencial, poderío económico o lo que fuera.
Los poderosos suelen ser siempre candidatos, pero el rotulo no es más que un titulo sin valor real, que más de una vez suele jugar en contra de aquellos que tienen la desgracia de ostentarlo, por lo que en todos los deportes vemos incontable cantidad de “caballos de comisario” que se mancan incluso a poco de largar.
La “pilcha de candidato” pesa, y no todos tienen la percha para llevarla con la prestancia necesaria para que no se noten los dobleces o arrugas que suele producir el tránsito por el camino hacia el título. Entonces…
Hay “candidatos” a los que no les pesa el rotulo y transitan por la competición sin problemas disfrutando de su condición de tales; otros que se hacen cargo de la situación y arrancan con paso firme en el torneo, pero ante el primer tropiezo empiezan a dudar y terminan desbarrancándose; y también están aquellos que ni siquiera consiguen empezar a recorrer el camino, porque el peso que llevan en la espalda no los deja avanzar.
Y más allá de que haya muchos equipos que lleven adelante su derrotero como los del primer grupo, lo cierto es que no suele ser fácil ser “candidato”.
Para evitar desbarrancarse ante el primer tropiezo o impedir que el peso no nos deje avanzar, lo primero que hay que conseguir es que el equipo tenga claro cual es el objetivo final, cual es el punto de partida y como debería ser su camino hacia la meta, teniendo en cuenta en este apartado que la ruta puede llegar a presentar obstáculos, pozos y desvíos que tenemos que estar preparados para sortear.
La euforia que suele rodear a los “candidatos” es generalmente el primer obstáculo que aparece en el camino. La pasión del hinchas (los dirigentes lo son en escencia) no suele medir correctamente algunas situaciones, y una sola derrota puede llevarlo casi sin escalas del calificativo de “maquina” al de “desastre”, poniéndolo ante una disyuntiva que suele ser decisiva para el grupo, ya que gran parte de su suerte dependerá de cómo salga de este trance.
Un equipo que se deja llevar por el exitismo generalizado y acepta que se puede pasar de “maquina” a “desastre” sin escalas está en problemas, porque ello hablará de la fragilidad de sus convicciones. Y generalmente, las convicciones son frágiles cuando a la hora de imaginar el camino hacia la meta, omitimos incluir los obstáculos, pozos y desvíos que se nos podrían presentar, porque la vida no es un lecho de rosas, ¿no?
Si planificamos el camino sin triunfalismos, basándonos en perspectivas reales, vamos a estar preparados para afrontar esos sobresaltos de manera tal que nos permitan salir fortalecidos. A veces, una derrota en un momento oportuno opera como llamador para volver a la realidad y retomar la senda del éxito mejor plantados. Otras el peso específico del equipo nos pone de una en la final, donde nos encontramos por primera vez cara a cara con esos temores inconscientes que pueden atentar contra las posibilidades de desarrollar todo nuestro potencial en la definición.
¿Cómo evitarlo? No hay recetas mágicas. Los grandes equipos que han llegado a la meta han ostentado dos virtudes clave: Un grupo bien cohesionado en pos del objetivo y tener los pies sobre la tierra, dos herramientas vitales para afrontar todos los avatares que pudieran presentarse en el camino.
 
 
separa
separa
separa
volver