Provincial | 46 | 22 | 2 | 24 |
CAOVA | 45 | 21 | 3 | 24 |
Atalaya | 43 | 19 | 5 | 24 |
Temperley | 43 | 19 | 5 | 24 |
U. y Progreso | 38 | 14 | 10 | 24 |
Newell´s | 36 | 12 | 12 | 24 |
Regatas | 36 | 12 | 12 | 24 |
Unión AS | 35 | 11 | 13 | 24 |
Atlantic | 32 | 8 | 16 | 24 |
Fisherton | 32 | 8 | 16 | 24 |
Calzada | 29 | 5 | 19 | 24 |
Ciclón | 28 | 4 | 20 | 24 |
Saladillo | 25 | 1 | 23 | 24 |
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Ascenso
29/02/2012 |
Blog | | | TNA en el recuerdo |
ESCRIBIR POR ESCRIBIR
San Isidro de San Francisco, disparador de historias con más de una década en medio. De Newell's a Central, de Manno a Beltramo, con un periodista en el medio que tiene la suerte de publicar lo que se le ocurre escribir aunque quizás no le interese a nadie.
David Ferrara
Hay situaciones que ofician de disparador, que despiertan sensaciones, recuerdos y permiten escapar del día a día, de la información puntual, de la noticia de rigor, del resultado o el análisis.
El viaje a San Francisco para trabajar en San Isidro-Alvear genera una ventana al pasado, a los finales de la década del 90 cuando el equipo rosarino en el TNA era Newell’s y, con perdón de Sabina, cuando el piso de madera del nuevo estadio cordobés no estaba ni siquiera plantado y los Halcones eran locales en cancha de El Ceibo.
Surgen imágenes, postales, palabras, personas. El tiempo corrió pero San Isidro juega igual, a puro vértigo, con la obvia y rosarina comparación con Sportsmen Unidos.
En aquella época el sello lo imprimía el viejo Manno, el DT propulsor del VEDIME (Velocidad y Dinámica Mecanizada) todo un sistema de juego pensado para el biotipo argentino (no hay un lungo ni de casualidad) y con un sinfín de detalles que involucra mucho más que correr y tirar.
Y Manno era un tipo que compartía, a punto tal, que a este periodista que recién conocía le escribió durante años enviando de puño y letra los secretos de su forma de juego, la que complicaba a más de uno, aunque, cierto también, era difícil se pudiera consolidar en un título en las categorías mayores de la Liga.
Así estaba un tal Germán Sciutto (de paso por Central en el certamen local) o Ariel Bernabei, quien es hoy el jefe de equipo.
Por convicción y respeto a una idiosincrasia, esa forma de jugar que hoy intenta mantener Beltramo es una variante necesaria para un básquet de mucho chamuyo y poco laburo, aunque, habrá que admitir que en cuanto a gustos, lejos está de conformar este estilo a quien suscribe, si es que eso le importa a alguien.
Hoy San Isidro tiene un estadio hermoso, se ganó un lugar en la ciudad, con el grado de identificación y pertenencia que garantizan una continuidad. Hoy, todos son solícitos para dar una mano y para ayudar a recordar, a metros de una tienda oficial que no deja de vender camisetas y merchandising.
De aquel día en el que Zhivago Nicholls no podía cruzar mitad de cancha y al Newell’s de D’Angelo se le hizo el partido imposible. De aquella transmisión con Pochi en Radio Sport. De aquel día en el que La Capital anunciaba la compra de El Ciudadano (¿cuántas cosas pasaron, cuánto tiempo?) y Oscar Lehrer bromeaba diciendo que seríamos compañeros. De aquel día muchas cosas cambiaron y algunas otras siguen igual.
El viaje a San Francisco para trabajar en San Isidro-Alvear genera una ventana al pasado, a los finales de la década del 90 cuando el equipo rosarino en el TNA era Newell’s y, con perdón de Sabina, cuando el piso de madera del nuevo estadio cordobés no estaba ni siquiera plantado y los Halcones eran locales en cancha de El Ceibo.
Surgen imágenes, postales, palabras, personas. El tiempo corrió pero San Isidro juega igual, a puro vértigo, con la obvia y rosarina comparación con Sportsmen Unidos.
En aquella época el sello lo imprimía el viejo Manno, el DT propulsor del VEDIME (Velocidad y Dinámica Mecanizada) todo un sistema de juego pensado para el biotipo argentino (no hay un lungo ni de casualidad) y con un sinfín de detalles que involucra mucho más que correr y tirar.
Y Manno era un tipo que compartía, a punto tal, que a este periodista que recién conocía le escribió durante años enviando de puño y letra los secretos de su forma de juego, la que complicaba a más de uno, aunque, cierto también, era difícil se pudiera consolidar en un título en las categorías mayores de la Liga.
Así estaba un tal Germán Sciutto (de paso por Central en el certamen local) o Ariel Bernabei, quien es hoy el jefe de equipo.
Por convicción y respeto a una idiosincrasia, esa forma de jugar que hoy intenta mantener Beltramo es una variante necesaria para un básquet de mucho chamuyo y poco laburo, aunque, habrá que admitir que en cuanto a gustos, lejos está de conformar este estilo a quien suscribe, si es que eso le importa a alguien.
Hoy San Isidro tiene un estadio hermoso, se ganó un lugar en la ciudad, con el grado de identificación y pertenencia que garantizan una continuidad. Hoy, todos son solícitos para dar una mano y para ayudar a recordar, a metros de una tienda oficial que no deja de vender camisetas y merchandising.
De aquel día en el que Zhivago Nicholls no podía cruzar mitad de cancha y al Newell’s de D’Angelo se le hizo el partido imposible. De aquella transmisión con Pochi en Radio Sport. De aquel día en el que La Capital anunciaba la compra de El Ciudadano (¿cuántas cosas pasaron, cuánto tiempo?) y Oscar Lehrer bromeaba diciendo que seríamos compañeros. De aquel día muchas cosas cambiaron y algunas otras siguen igual.