Atalaya | 31 | 14 | 3 | 17 |
Temperley | 30 | 13 | 4 | 17 |
Gimnasia | 30 | 13 | 4 | 17 |
Provincial | 29 | 12 | 5 | 17 |
Caova | 28 | 11 | 6 | 17 |
Sportsmen | 28 | 11 | 6 | 17 |
Unión y P. | 26 | 9 | 8 | 17 |
Atlantic | 25 | 8 | 9 | 17 |
Sp. América | 25 | 8 | 9 | 17 |
Náutico | 25 | 8 | 9 | 17 |
Unión AS | 23 | 6 | 11 | 17 |
El Tala | 22 | 5 | 12 | 17 |
Echesortu | 22 | 5 | 12 | 17 |
Central | 22 | 5 | 12 | 17 |
Regatas | 22 | 5 | 12 | 17 |
Fisherton | 20 | 3 | 14 | 17 |

27/07/2009 |
Informacion General |
San Nicolás de los Arroyos es la ciudad más al norte de la provincia de Buenos Aires. Tiene una cantidad de habitantes similar a la de Valdivia y, como ésta, tiene ríos y corrientes menores de agua por todos lados. El gran Paraná la separa de la provincia de Entre Ríos y debe su nombre a un par de arroyos que le dan carácter. Hay que cruzar uno de ellos, el del Medio, para acercarse a Rosario, la tercera urbe trasandina, ubicada a 67 kilómetros. En San Nicolás de los Arroyos vio por primera vez la luz y, pocos años más tarde, una pelota de básquetbol, el entrenador del Club Deportivo Valdivia, Juan Manuel Córdoba.

Nació en junio de 1973. Su padre, ya fallecido, fue policía aduanero entre otros oficios, y su madre disfruta de una merecida jubilación tras más de 40 años como secretaria de la asesoría legal municipal, siempre en San Nicolás. Además, el Manu tiene una hermana.
Como buen argentino, se sintió tentado por el fútbol hasta que sus compañeros en el Colegio Don Bosco lo convencieron de que el básquetbol era más entretenido, y no lo dejó más.
Jugó por varios equipos de la localidad hasta que a los 17 años se fue a Rosario a estudiar educación física en el Instituto General San Martín, el mismo que años antes había visto pasar entre sus aulas a un tal Marcelo Alberto Bielsa.
Córdoba ocupaba la posición de base o escolta, en defensa de clubes de la liga rosarina, entre ellos Rosario Central y Banco Provincial de Santa Fe, hasta que debió optar entre una dedicación absoluta al deporte y una actividad que diera tiempo también a los estudios. Y se quedó con esto último. A los 26 años abandonó el rol de jugador y se dedicó a la dirección técnica.
Luis Oroño, un ex seleccionado argentino que había alcanzado prestigio como adiestrador lo invitó a trabajar con él en Libertad de Sunchales, uno de los equipos más poderosos de la Liga Nacional, pero algo sucedió en el camino y en el verano de 2004 la dupla llega a Valdivia a hacerse cargo del CDV.
En cinco años y medio Manu Córdoba ha estado dos veces a cargo del primer equipo, pero también se le ha reconocido como un gran formador de jugadores infantiles y juveniles, con los que ha logrado triunfos que han sacudido el ambiente nacional.
El DT albirrojo se mantiene soltero, sin hijos, pero tiene una polola valdiviana.
A Ud. se le ha reconocido el trabajo con los jóvenes, pero me dice también que le gusta compartir con mayores que sean combativos. ¿A qué se refiere?
"Sí, corresponde más a una filosofía de vida que a una cuestión de edad. En todos los órdenes de la vida hay personas que luchan por ganarse un lugar y y otras que se conforman con el lugar que ya obtuvieron. Me gusta el trabajo con las series menores porque fundamentalmente porque tienen ansias de ganarse un lugar, tienen hambre de gloria, de ser conocidos, pero eso no quita que me guste trabajar con personas adultas o mayores, pero siempre bajo ese concepto, es decir, que tengan ganas de destacarse en lo que están haciendo y dejando lo mejor de lo suyo todos los días. Eso es lo que más me motiva".
¿Qué tal es nuestra gente, los chilenos, para trabajar en el deporte? Se lo pregunto porque a veces pareciera haber poco interés, específicamente en el básquetbol.
"Es difícil generalizar, pero creo que en el deporte como en todos los órdenes de la vida cuando uno está haciendo un trabajo siempre busca un justificativo como o para no hacerlo. Son pocas las personas que independientemente de las condiciones en las que esté trabajando se abstraiga de eso y quiera hacer de su trabajo lo mejor todos los días sin importarle las condicionantes. En el caso del básquetbol, sólo puedo hablar de lo conozco, la realidad en Valdivia, y puedo decir que no están las mejores condiciones para poder exigir profesionalidad. Hay muchas falencias, en cuanto a varias cosas. Por ejemplo, no se puede entrenar todos los días a la misma hora. Las remuneraciones no llegan ni a tiempo ni en forma, hay problemas de traslados... En fin, no está todo acorde a los que el deportista necesita para dedicarse exclusivamente a entrenar y a dar lo mejor de si. Independientemente de que pueda ser así, con muchos jugadores y entrenadores que intentan dejar de lado esos problemas, no se encuentran las condiciones para hacer lo mejor. Entonces, cuando las cosas se desvirtúan es complicado. Y también se complica para mantener exigencias y lograr un rendimiento claro porque la planificación empieza a ser un poco variable".
En la sociedad argentina se reserva un lugar muy importante para el deporte y los deportistas. En cambio acá ocurre casi todo lo contrario. ¿Le ha chocado mucho esta situación?
"El primer año que estuve aquí me resultó chocante. Lo resumo con lo que me pasó varias veces. Me preguntaban ¿y tú, que haces? Soy entrenador de básquetbol. Ahh, entrenador de básquetbol ¿y qué más? En Argentina cuando pasa un entrenador de básquetbol le ponemos una alfombra roja. Son miradas diferentes y yo creo que ambos extremos no son buenos. Un deportista es una persona normal, como un abogado o un médico. Somos todos iguales y nadie se va a llevar nada para arriba, pero la falta de reconocimiento en la sociedad pasa por una consecuencia de lo que es la planificación y las personas que están encargadas de dirigir una institución. Al tener una planificación y una comunicación con la sociedad existe un mayor compromiso, de ida y vuelta. En la medida que el deportista, un club o quien hace la actividad se acerca a la sociedad y muestra lo que está haciendo, con el tiempo le pueden llegar a responder., pero cuando no hay un camino claro y se depende del resultado inmediato, sea deportivo o económico, no puede haber reconocimientos. Hay que comprometer al espectador y hacerlo partícipe para que su interés vaya no sólo al día del partido. Parece que el deporte está aislado del resto de la sociedad y ese es el mayor problema".
Al margen de lo estrictamente deportivo y es sabido que ha tenido problemas con las remuneraciones, por ejemplo. ¿Qué ha hecho que lleve más de cinco años acá?
"Son varias las cosas que han hecho que lleve ese tiempo en Valdivia. Yo vine con la misión clara de trabajar en las series menores y promover jugadores jóvenes al primer equipo. En cierta medida eso se ha logrado y se han obtenido logros, además que hay una renovación en el plantel del primer equipo. Había una clara diferencia entre el grupo de jugadores de Prützmann, Johnny Gómez, Ergas, Paulo Henríquez, Ramiro Vera, Nelson Méndez y la camada que le seguía abajo y que viene ahora. Hay como ocho o nueve años de diferencia, porque en Valdivia pasó algo extraño y en todo ese tiempo no hubo renovación como sí ocurre ahora y hay varios jugadores jóvenes, de gran proyección, como Altaner e Isla. La primera misión que me dieron se cumplió y hoy tenemos un plantel joven, aunque no consolidado en el cien por ciento. Cuando tomé el primer equipo pensábamos llevar adelante un plan de un par de años, pero se trajeron jugadores avezados y no se cumplió lo que pensábamos. Ahí tomé la alternativa de quedarme y cumplir con lo que se me había propuesto. En la parte deportiva ya no me queda mucho por hacer. Con los jugadores jóvenes en el equipo doy por hecha mi parte y terminando este año ya no habría mucho por hacer. Ahora, en lo afectivo y emocional, sí. Estoy contento de vivir en Valdivia. Además del Deportivo Valdivia trabajo en el Colegio San Luis de Alba desde el año 2004, gracias a Jorge Salazar, pero al tomar el primer equipo me dediqué sólo al CDV, hasta que una baja en el sueldo y un trato no muy acertado de los dirigentes me hicieron pensarlo de nuevo. Me abrieron de nuevo las puertas del colegio y estoy contento. También tengo una polola y varios amigos, familias amigas, que me tienen contento de estar aquí. A eso súmele el compromiso con los jugadores más jóvenes. Por eso, en lo afectivo y emocional me siento atado con la ciudad y con su gente, pero en lo deportivo los procesos ya están cumplidos y posiblemente en un corto tiempo será bueno cambiar de aires".
¿En qué consistiría ese cambio de aires? ¿Si viniera un club con más recursos a buscarlo, se iría?
"Nunca he sido de cambiar por dinero. Cuando uno se dedica a esto es porque le gusta, si bien el dinero es importante para subsistir. Lo más importante es estar metido en un proyecto y estar contento con lo que uno está haciendo. Entonces, creo que en el caso de Valdivia sería fundamental cuidar a los chicos y que no sigan yendo como ocurrió con algunos y para el club también puede ser bueno un cambio de mando".
Para todo el básquetbol chileno tiene que venir un cambio generacional que va a llegar muy pronto, lo que se ve bien para Valdivia. ¿Será posible retener a los jugadores?
"Estoy convencido de que Valdivia puede ser una potencia. De hecho, lamento mucho que ya hayamos perdido a jugadores como Toledo, Morales e Infante, que fueron proyectados y promovidos desde el Deportivo Valdivia, pero de todas formas tenemos una base muy fuerte y además con el presupuesto que seguramente es el más bajo de toda la Dimayor. Lo que resulta lamentable es que se haya cortado el trabajo de reclutamiento y la casa estudio, que a lo mejor no se financiaba, pero se tendría que haber buscado la fórmula para mantenerla. Cuando los proyectos bien hechos se cortan a mitad de camino es difícil que se pueda mirar adelante con la filosofía que se tuvo. Me dolería mucho que otros equipos disfrutaran de lo que hicimos con tanto esfuerzo".
DOS MILLONES O 300 MIL PESOS
"El básquetbol chileno no consigue buenos resultados entre los adultos fundamentalmente por lo que ya conversamos, el tema del profesionalismo. Ser profesional no implica ganar dos o ganar 300 mil pesos. Ser profesional es una actitud que acarrea toda una forma de vida. Creo que los grandes responsables de que el básquetbol chileno esté como está son los dirigentes. Si yo le pago dos millones de pesos a un determinado jugador para que el fin de semana me aporte con una cantidad de puntos, pero durante la semana no se entrena como se debe, no descansa las horas que corresponde y en general no tiene los hábitos de un profesional no me está dejando nada para lo que viene atrás. Puede que me deje un campeonato, quizás, pero después de la vuelta y los abrazos, ¿qué me deja para lo que viene atrás?, ¿qué me deja como institución. No se apuesta a los procesos. Yo pregunto, ¿qué institución del básquetbol chileno apuesta al cambio generacional y esperar unos tres o cinco años para ser campeón? Nadie, todos apuestan por lo inmediato. Y la consecuencia es que a pesar de que se llama a la selección a las máximas estrellas Chile no pasa del quinto o sexto puesto en Sudamérica desde hace más de 20 años".
UNA VISIÓN DE FUTURO
"Hemos trabajado con la Asociación de Básquetbol y hemos obtenido logros, como los Juegos de la Araucanía por primera vez, el Campeonato Nacional juvenil, pero creo que hace falta un cambio estructural. Para que salga una mayor cantidad de jugadores tiene que haber mayor cantidad de equipos. No hay una competencia escolar organizada que dure todo el año. Faltan clubes, pero colegios hay muchos. Y gimnasios debe haber 20 ó 25 en Valdivia. Me gustaría, algún día, estar asesorando a una asociación de entrenadores jóvenes que trabajaran en un programa de básquetbol en los colegios, con campeonatos de larga duración. Eso se puede extender a toda la región de Los Ríos, para que cada comuna tenga su representativo, a cargo de un monitor que maneje los fundamentos de la actividad en todas sus facetas y no sólo las técnicas".
Ilustración de Patricio Díaz
Por Víctor Pineda Riveros
Fuente: Diario Austral de Los Ríos

