Una de las noticias del momento es que algunos pitos retirados le harán juicio a la Rosarina. Los dirigentes montaron en cólera e incluso temen que algún fallo adverso ponga en serio riesgo económico al básquet local, ya que en definitiva los que pagarán serán los clubes. Una total injusticia. La cosa quedaría pareja o las instituciones ganarían plata si estuviera la posibilidad de iniciar juicio contra los árbitros por cada partido dirigido con mala intención, por cada vez que llegaron tarde, cada ocasión en que fueron a una cancha después de beber o cuando se quedaron a comer con los rivales de turno. Igual, nadie dice que este sea el caso.
Pero la ronda de pases trajo multitud de jugadores medio pelo cambiando de aquí a allí por unos manguitos. También encontró a algunos vetustos complicados para conseguir conchabo después de dar lástima con sus enormes cuerpos durante una temporada más. Pero siempre alguien termina aflojando para intentar ganar un partido más.
También se dará la increíble aparición de un conductor televisivo que tras dar vuelta y vuelta jugará en un club al que se le volaron las chapas (por varias razones). Convivirán, entonces, este conductor que en un pasado supo agredir a un compañero y el inefable cacheteador de calle Iriondo. ¿Se unirán para golpear o se agarrarán entre ellos? El tiempo dirá.
En la vecina página Pick and Roll se anuncia una gran votación para el Domingo de las Estrellas en el que un equipo rosarino contará con 15 jugadores. En la votación hay cinco ternas de tres jugadores. Si 3 por 5 es quince: ¿Nadie queda afuera? ¿Para qué sirve votar?
Felicitaciones igual. Seguramente estaremos allí como la gran estrella que Molten es.
Para la despedida dejamos nota del segundo informe acercado por el Agente Spalding sobre el paradero de la bola de cristal sustraída del Cubil Felino semanas atrás.
Agente Spalding, segunda semana de búsqueda.
Abrió la Rosarina. Ingresamos diciendo que éramos periodistas y nos dieron unos mangos por la publicidad para luego invitarnos a retirarnos.
Intentamos otra vez. Dijimos que éramos jugadores y mientras subíamos los escalones nos pararon tres técnicos y cinco dirigentes para pedirnos que cambiemos de club y firmemos para ellos. Somos altos, por eso la tentación. Hubo que huir despavoridos.
El último intento fue con traje de árbitro. Ni hablar. No hubo caso. Es jodido entrar a la Rosarina sin ser descubierto. Eso que hay algunos que entraron hace años y todavía nadie se dio cuenta de lo que hacen.
Tras el fracaso en las diversas instituciones de días anteriores la search (búsqueda) continuó en Sportsmen, donde se halló la guitarra de Díaz Cuello y los implementos de cocina del Gato D’Aloisio. Nada de la bolita.
Estábamos cerca de Atalaya, por lo que ingresamos al renovado estadio del Azul. No hubo bola a la vista, sí un par de muletas de un pívot al que todavía están esperando y un CD con la cortina musical de Cacho Castaña.
Pero el 102 nos dejó cerca de la terminal y tras caminar un poco llegamos a Atlantic Sportsmen. No sólo no había nada, sino que nos pidieron unos pesos para armar el plantel y después nos regalaron un prendedor que decía: ¡Qué jueguen los pibes!
A la brevedad, otro informe.