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16/02/2021
Página del recuerdo | Rosarina
EL PROYECTO QUE LE DIO A CENTRAL CÓRDOBA UN NOMBRE EN EL BÁSQUET
Tan sólo basta con pasar después de una noche de partidos por las mesas de los bares de calle San Martín, donde todavía se escuchan recuerdos de jornadas de ascenso local disputadas en la vieja cancha de la sede social. Y el sueño de volver.
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Fotos Archivo El Ciudadano
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El equipo del ascenso
Hay historias que con el correr de los años se mantienen vivas y cobran importancia cada vez que algunos memoriosos relatan sus experiencias con la impronta de las emociones vividas. En ese contexto, Central Córdoba sigue presente en el mundillo del básquetbol local a través de alguno de sus históricos protagonistas. Tan sólo basta con pasar después de una noche de partidos por las mesas de los bares de calle San Martín, donde todavía se escuchan recuerdos de jornadas de ascenso local disputadas en la vieja cancha de la sede social.
“De mi época como jugador tengo los mejores recuerdos, fue el club en donde me inicié y desarrollé todas las inferiores hasta llegar a primera división. Recuerdo aquel campeonato donde vino a jugar el americano Anthony Williams (2008) y pudimos lograr el ascenso a la B local, venciendo a Ciclón en la final”, comenta Omar Vicente, ex jugador de la institución que actualmente cumple la función de Tesorero en la Comisión Directiva.




EL CLUB DE FUTBOL QUE SE LLENÓ DE BASQUET
Los charrúas son conocidos en todo el país gracias a su rica historia en el fútbol de ascenso, fundamentalmente a través de la figura de su emblema deportivo, el recientemente fallecido Tomás Felipe “el Trinche” Carlovich. Sin embargo, en el cierre de los 80 y con gran impacto en el barrio se comenzó con el básquetbol en la sede de calle San Martín y se generó un proyecto deportivo que se mantuvo afiliado a la ARBB durante más de dos décadas.
“Corría el año 1989, trabajaba en Calzada y un dirigente de Central Córdoba me ofreció armar la escuela de básquet. Acepté la idea y se generó un crecimiento muy rápido, me aboqué de lleno y en un año armamos todas las categorías y confirmamos el ingreso a la rosarina”, relata el catamarqueño “Fredy” Navarro, el profe que desarrolló de principio a fin el proyecto.
“La actividad se masificó desde sus comienzos y en tres años tuvimos la oportunidad de sumar la línea B de pre mini hasta lo que en ese momento era la categoría cadetes menores. Nos esforzamos por volantear y dialogar con la gente de la zona sur y de las escuelas aledañas. Reclutamos muchos chicos e hicimos una movida muy grande hasta llegar a armar el primer equipo de primera con seis jugadores de Calzada más otros jóvenes que surgieron abajo”, comenta el entrenador que actualmente trabaja en el Club Echesortu.






DE CALLE SAN MARTIN A MIAMI Y ORLANDO

Las temporadas fueron pasando y la idea de continuar el desarrollo de la actividad siguió con fuerza hasta logar un desafío que pocas instituciones se animaron a realizar. En 1997 los chicos de Central Córdoba realizaron un viaje a Estados Unidos.
Resulta inspirador saber que en aquellos tiempos un club local pudo realizar tamaño esfuerzo y convertirlo en un recuerdo imborrable para la vida de aquellos niños basquetbolistas. “El sueño del viaje empezó de la mano de un papá de un jugador de mini básquet que me contó una experiencia del Club Renato Cesarini con el fútbol. Una empresa de viajes nos armó un paquete de una semana en Miami y una semana en Orlando y nos fuimos con un contingente de cuarenta y siete personas entre chicos, papás y yo”. Recuerda Fredy Navarro que entre anécdotas y emociones habla del notable reconocimiento hacia uno de sus jugadores: “De ese viaje fue parte Ezequiel Dentis que tenía 15 años y cuando fuimos a Orlando los americanos querían que se quedara a jugar con ellos; al igual que cuando fuimos a un college en un barrio cubano, donde también querían que se quedara. En ese momento Ezequiel tenía 1,97 y mucho futuro por delante”
Aquel chico prometedor se convirtió en realidad. Lo disfrutaron poco porque inicialmente Rosario Central y luego Atenas de Córdoba mostraron su interés y el pibe del club siguió en solitario su camino profesional. “El viaje a USA fue una maravilla, teníamos 15 años y jugamos contra los Jr. Magic y los Jr. Heat en sus canchas alternativas. Conocimos Disney y estadios de la NBA donde también vimos partidos en vivo. Durante la estadía compartimos alojamientos en cabañas con equipos norteamericanos. Realmente fue una experiencia maravillosa”, recordó Dentis desde España. El pivot que actualmente se desempeña en la Liga EBA, cuenta con una extensa carrera tanto nacional como internacional y junto a Diego Lo Grippo (actual Manager de Quimsa y ex jugador de la selección nacional) son los dos deportistas que logaron ser profesionales luego de su paso por el básquet charrúa.



LOS AÑOS DIFICILES Y EL CIERRE DE LA ACTIVIDAD
Si hay algo que marcó a fuego el proyecto de Central Córdoba fue el trabajo a pulmón de la gente que lo mantenía activo. La figura de Navarro desde los comienzos, Edgardo Acosta como entrenador en la primera década de los 2000, más algunos colaboradores anónimos brindaron su tiempo y esfuerzos para que la actividad pueda subsistir en una institución que casi siempre miró hacia otro lado y los obligó a la autogestión.
Por desgaste, crisis, falta de apoyo y varios aspectos determinantes, el deporte comenzó a perder la fuerza de sus inicios y la merma de deportistas comenzó a notarse hasta que un día se dio por finalizada la actividad competitiva. “El básquet federado se terminó por la falta de apoyo del club hacia la disciplina. Sólo se prestaba la cancha para jugar pero no se aportaba desde ningún lado, todo lo que se logró fue en base a la sub comisión de básquet que con esfuerzo conseguía el presupuesto. Una vez que ese grupo se fue desapareció todo inmediatamente”, expresó Omar Vicente, testigo como jugador en el ascenso a la B e hijo de uno de los integrantes de aquella sub comisión.
Según el profesor Navarro las culpas son compartidas, pero hace alusión a las diferencias de criterios entre el proyecto deportivo y las decisiones que tomaba aquella comisión directiva. “De la decadencia del básquet del club fuimos culpables todos. En una época hubo un boliche bailable dentro de la sede y eso provocó que muchos deportistas se alejen de los deportes que se practicaban en esa dependencia del club. Además, con el correr de los años los clubes avanzaron en la implementación del piso de parquet y nosotros no lo logramos”.



EL SUEÑO DE VOLVER
La comisión directiva actual busca darle vida a los predios del club y cuenta con la presencia de un ex basquetbolista en un puesto de peso en la toma de decisiones, por lo cual fantasear con la idea de que el básquet vuelva no es una utopía.
“Hoy desde mi función de tesorero encuentro al club ordenado. Central Córdoba estaba al borde del abismo y se está encaminando. Se espera en un futuro no muy lejano volver a tener básquet nuevamente” sintetizó Omar Vicente.



Por su parte, “Fredy” es optimista con volver algún día y se emociona al contarlo: “Pienso festejar el año que viene mis sesenta años en Central Córdoba con gente querida y todos los chicos del club que fueron parte de la historia del básquet charrúa, con los cuales hoy tengo tres grupos de Whatsapp de distintas generaciones y mantenemos el vínculo. Creo que en algún momento de mi vida voy a volver porque mi corazón está ahí”.
La historia del básquetbol de charrúa se encuentra detenida desde hace algunos años y por el momento las posibilidades de retorno a la actividad se resumen en la ilusión y el deseo de aquellos viejos protagonistas. Lamentablemente ya no están más los tableros de acrílico ni las jirafas que los contenían, mientras que el viejo playón descubierto en el que todo comenzó hoy luce como un remodelado gimnasio de fútbol de salón y handball. 
No obstante, la institución tiene el potencial y el arraigo necesario en la ciudad como para captar chicos y chicas que quieran jugar al básquetbol. La historia dirá si alguien se anima a volver a intentarlo.

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