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31/08/2019
Selecciones | Mundial
UNA BOMBA
Argentina debutó con triunfo en el Mundial de China y Carlos Altamirano lo repasa para BR. Además, la previa del duelo ante Nigeria.
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Carlos Altamirano, relator de DirecTV
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Scola, siempre Scola
La Argentina no tuvo conflictos para derrotar al flojísimo Korea en su debut mundialista: catarata de triples desde un excelente juego de equipo a partir de la doble base.
Hay dos maneras de evaluar el debut de la Argentina: haciendo base en su rival o elogiando los méritos propios. Busquemos un término medio: solidez conceptual y confianza extrema por el porcentaje en triples, frente a un equipo que no está a la altura del conflicto que conlleva una Copa del Mundo. Paliza lógica, esperada.
Que Korea haya mostrado momentos de lectura de juego positiva (cómo crear ventajas y actuar en consecuencia, buena movilidad de balón, buen juego sin pelota), no significa que sea un buen equipo. Los asiáticos, carentes de talento, biotipo y atleticismo, jamás conversaron el partido. Argentina construyó su dominio a partir de un doble comando que, parece, empieza a darle los resultados necesarios: Laprovíttola, Vildoza y Campazzo creando juego, tanto cuando se pudo correr como en 5vs5. Salvo rara vez, la selección de tiro fue perfecta durante los 40 minutos. Sí, es cierto: cuando la bola entra, el resultado se optimiza. Cerrar el juego con un fantástico 17 de 32 en triples y seis manos anotadoras eleva la moral. Todo fluye con armonía. 

Quizá, el único conflicto se vuelve a central en el rebote defensivo. Si Korea, un equipo sin talla ni poder atlético, tomó 16 tableros ofensivos, frente a Nigeria/Rusia ese detalle puede ser devastador. Sergio Hernández, en conferencia de prensa, regaló una gran frase: "asumimos que tenemos ese defecto. Jugaremos sabiendo que puede pasar pero que no debe afectarnos emocionalmente". Clarísimo.
El lunes, frente a Nigeria, la vara sube. Lo bueno: emocionalmente, la Argentina está en óptimas condiciones por la contundencia en el debut. Físicamente, lúcidos: se rotó el equipo, nadie terminó exhausto. Lo malo: Nigeria es un equipo con talento individual, fortaleza física y sobre todo atlética en ambos costados. Eso sí, es la contracara del estilo de juego argentino, pues no construye a partir de un juego colectivo sino individual. Dispersos en defensa (se pierden) y anárquicos en ataque.
Si la Argentina logra vencer a Nigeria y Rusia -como se supone- derrota a Korea, el boleto a la segunda fase será un hecho. El panorama es inmejorable, accesible, pero para nada fácil.
 
 
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